Mi abuela Casilda es la mujer más fuerte y valiente que he conocido. Tiene un carácter de los que ya no se ven, siempre he dicho que si hubiera estudiado podría haber sido presidenta del gobierno, o como poco ministra. Ahora tiene 97 años y la pobre está muy malita (“muu mala, muu malaaa” como ella dice). Se le va acabando la vida poco a poco, pero no va a morir de enfermedad sino de vieja, porque ha tenido siempre una naturaleza de roble. Lo peor es que ella se da cuenta de todo y está sufriendo (no puede respirar y ya ni el oxígeno le hace). Mi madre llora todos los días porque ve que el desenlace se va a producir de un momento a otro. Y va muy a menudo a verla, ahora mismo la he llamado y acaba de llegar a su casa. Le ha puesto el teléfono a mi abuela y se me ha puesto un nudo en el corazón… qué os voy a decir. Mi abuela nunca ha sido cariñosa en el sentido de darnos besos, y siempre que nos despedíamos lo que hacía era arrimar la cara y ya está. Pero la última vez que fui a verla, hace dos semanas, cuando nos despedimos me quedé de piedra porque noté sus labios en mi cara, me había dado un beso! Y lo triste es que me imagino por qué fue.
jueves, 24 de mayo de 2007
CASILDA
Mi abuela Casilda es la mujer más fuerte y valiente que he conocido. Tiene un carácter de los que ya no se ven, siempre he dicho que si hubiera estudiado podría haber sido presidenta del gobierno, o como poco ministra. Ahora tiene 97 años y la pobre está muy malita (“muu mala, muu malaaa” como ella dice). Se le va acabando la vida poco a poco, pero no va a morir de enfermedad sino de vieja, porque ha tenido siempre una naturaleza de roble. Lo peor es que ella se da cuenta de todo y está sufriendo (no puede respirar y ya ni el oxígeno le hace). Mi madre llora todos los días porque ve que el desenlace se va a producir de un momento a otro. Y va muy a menudo a verla, ahora mismo la he llamado y acaba de llegar a su casa. Le ha puesto el teléfono a mi abuela y se me ha puesto un nudo en el corazón… qué os voy a decir. Mi abuela nunca ha sido cariñosa en el sentido de darnos besos, y siempre que nos despedíamos lo que hacía era arrimar la cara y ya está. Pero la última vez que fui a verla, hace dos semanas, cuando nos despedimos me quedé de piedra porque noté sus labios en mi cara, me había dado un beso! Y lo triste es que me imagino por qué fue.
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1 comentario:
Cris, mi niña, quédate al menos con lo mejor de todo: que habéis podido disfrutar de ella durante 96 años...bueno, tú alguno menos ;0)
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